
Por Lilia Arellano.
Ayer se presentaron muy claras las muestras de un gobierno fallido: funcionarios federales inadaptados, problemáticos, abusivos y una cuestionada terminal aérea cuya funcionalidad sólo está en los sueños. Eludiendo mencionar la “implosión” de su administración por el pleito entre el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, la ex secretaria de Gobernación y hoy senadora Olga Sánchez Cordero, contra el ex asesor jurídico de la Presidencia, Julio Scherer, el presidente Andrés Manuel López Obrador inauguró el Aeropuerto ”Internacional” Felipe Ángeles (AIFA), cuya principal característica en su construcción es la opacidad, y en su naturaleza destacan sus limitadas dimensiones para las necesidades de la República, la insuficiencia de sus instalaciones y la falta de certificaciones de seguridad para contar con vuelos internacionales.
Con la asistencia de alrededor de 1,400 invitados especiales, entre los que destacan miembros del gabinete federal, gobernadores y empresarios como Carlos Slim, Carlos Hank González, Emilio Azcárraga y Carlos Bremer, el presidente López Obrador encabezó la ceremonia de entrega de las instalaciones del AIFA en Zumpango, Estado de México. Aún inacabado, inicia con tan solo 12 vuelos de salida y llegada, y la movilidad de 1,200 pasajeros. Cualquier central camionera del país traslada más gente en un día. Las líneas aéreas no lo quieren usar, pero los funcionarios de la 4T las siguen “convenciendo”; no hay comercios instalados, tampoco cajeros automáticos, los bancos no han enviado sus “casetitas”, nos dijeron, y, a los pasajeros se les dificulta sobremanera llegar a esas instalaciones, a pesar de que los funcionarios del régimen de la 4T presumían dejarían con el “ojo cuadrado” a sus adversarios conservadores.
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) entregó las instalaciones de la primera de las grandes obras de infraestructura de la 4T –las otras son la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el corredor interoceánico de Tehuantepec- a la empresa Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles S.A. de C.V., dirigida por Isidoro Pastor, quien se encargará de operar y administrar esta nueva terminal aérea. Hasta el segundo semestre de 2022 el AIFA ofrecerá vuelos a Estados Unidos. Pastor, detalló: “las aerolíneas encargadas de esa conexión son Delta Airlines, Copa Airlines”, habrá una tercera compañía de la cual no reveló el nombre. La dimensión real de las instalaciones del AIFA y del servicio quedaron claras con la información proporcionada: la nueva terminal movilizará 2.4 millones de pasajeros durante este año y para 2023 se estima se registren cerca de 5 millones, lo cual contrasta con el número registrado en el AIM: de 50 millones en 2019, y la cantidad esperada en el cancelado aeropuerto de Texcoco, 70 millones en un principio, con la previsión de llegar a 140 millones, por lo tanto. habría competido con aeropuertos como los de Dallas, Houston, Atlanta y Miami.
La construcción del AIFA, a cargo del Ejército, se caracteriza por su opacidad, contratos sin licitar, empresas de reciente creación con adjudicaciones multimillonarias, proveedores vinculados a factureros e incluso contratistas con antecedentes de corrupción. Además, no se terminaron los accesos y la llegada a la terminal es un tormento para los viajeros.
Fueron asignados prácticamente el 90 por ciento de los contratos sin licitar, muchos de ellos a empresas sin experiencia o carentes de infraestructura o instalaciones. Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) revisó una muestra de mil 233 contratos asignados por la Sedena a la obra de Santa Lucía.
De esos contratos, el 77 por ciento se asignó por invitación restringida a proveedores elegidos por los mandos militares y el 23 por ciento por asignación directa: un empresario ligado a una compañía “fantasma” obtuvo dos contratos hasta por 184.5 millones de pesos para vender acero. MCCI obtuvo copia de los contratos de los diferentes frentes de construcción del aeropuerto pero, la Sedena sólo entregó mil 233 de ellos por un monto de 17 mil 385 millones de pesos, que representan alrededor de una cuarta parte del costo total de la obra. Así, está en total opacidad cómo se gastaron 3 de cada 4 pesos.