Desde la década de los 50, cuando México entraba en una etapa de crecimiento económico, junto con el auge del cine mexicano, el Puerto de Acapulco, en el estado de Guerrero, ha sido un territorio paradisíaco para empresarios, políticos y personajes del espectáculo, incluso de talla internacional. Sin embargo, con el paso de los años este destino tan aclamado se vio desplazado por la ola de violencia ante la presencia del crimen organizado en la entidad que existe en la actualidad.

Fue el 27 de enero del 2006 cuando el ambiente de violencia comenzó en el puerto preferido de los turistas, ya que ese día se registró un tiroteo, que según versiones de policías y vecinos de la colonia La Garita, duró cerca de 40 minutos y en el que detonaron granadas y se dispararon fusiles R-15 y AK-47.

El ataque dejó un saldo de cinco hombres muertos; personal de la Secretaría de Seguridad Pública del estado encontró en cuatro de los fallecidos credenciales y chalecos antibalas con las siglas de la extinta Agencia Federal de Investigación (AFI); sin embargo, la entonces Procuraduría General de la República (PGR) informó que las credenciales eran falsas y que los hombres abatidos eran miembros de Los Pelones, un grupo de sicarios del Cártel de Sinaloa, y de su jefe regional Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”.

Este hecho marcó el inicio de una de las guerras más sangrientas en la región, ya que unas semanas después, cerca del lugar donde ocurrió la balacera se encontraron dos cabezas clavadas en la reja metálica de un muro de la coordinación administrativa Costa Chica y Costa Grande de la Secretaría de Finanzas del gobierno de Guerrero, eran de los policías que participaron en el ataque. Las investigaciones arrojaron que no había sido un enfrentamiento, sino una ejecución de algunos integrantes de Los Pelones.

En este periodo en el que el presidente de México era Felipe Calderón, quien le declaró la guerra al narcotráfico, Acapulco no tardó en convertirse en zona de violencia, secuestros, extorsiones, tráfico de marihuana, cocaína y heroína. Además, muchos de los taxistas del puerto eran obligados a convertirse en halcones y mensajeros de los grupos criminales que dominaban el municipio.

La vida del puerto pasó de estar llena de turistas y diversión al hallazgo de cadáveres con tiro de gracia, encobijados y calcinados; balaceras y tiroteos a plena luz del día.

Félix Salgado Macedonio fue alcalde de Acapulco entre 2005 y 2008; cuando la guerra entre el Cártel de Sinaloa y Los Zetas por el control del puerto estalló, incluso se le acusó de supuestamente haber recibido dinero durante su campaña electoral a cambio de entregar a los criminales la policía municipal.

En 2017, el Puerto de Acapulco fue considerada como la ciudad más peligrosa del mundo, según el informe del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal de México. Para 2018 se ubicó en el segundo lugar con 110.5 asesinatos por cada 100 mil habitantes.

Ahora la ciudad turística es vigilada por elementos de la Marina Armada de México, el Ejército, así como la Guardia Nacional; sin embargo, la desintegración de los cárteles sigue desatando una lucha por el territorio sin dar tregua a los habitantes del municipio, ni a los visitantes nacionales y extranjeros.

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