
“Que me dirija a usted como amigo no es una formalidad. Yo no reconozco enemigos. En los últimos 33 años de mi vida me he dedicado a reclutar la amistad de toda la humanidad”, le escribía Mahatma Gandhi a Hitler el 24 de diciembre de 1940. Qué vigente es este mensaje en nuestro México actual, dominado por la violencia política que incita al odio entre los mexicanos.
Qué útiles son a veces estas palabras para combatir aquellas corrientes ideológicas que solo buscan la división política y social, entre hombres y mujeres.
Es entonces cuando se hace trascendental nuestra capacidad para generar consensos sobre lo verdaderamente importante para la sociedad y con ello desarmar el lenguaje sucio de algunos políticos de izquierda y entender todas las circunstancias que nos trajeron a este oscuro pasaje de nuestra historia.
Hace poco un gran empresario contaba sus apreciaciones sobre nuestra coyuntura, repetía que era vital generar esperanza entre todos los ciudadanos y que además se sintieran escuchados, pues cuando una persona pierde la esperanza, se vuelve presa de la frustración, del odio y de aquellos líderes políticos que ganan en el campo de la división como nuestro actual Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los capítulos de nuestra historia han sido claros ante los embates contra aquellos que desean una sociedad en caos, una sociedad desunida por diferentes motivos que esconden en su más íntimo rincón un sentimiento de odio, traducido en “causas sociales”, como herramienta para alcanzar poder y generar mayor pobreza y destrucción, como actualmente lo hace el partido de Morena y nuestro Presidente.
Al final estos oscuros personajes terminar por caer y eso es lo que debemos buscar si queremos recuperar nuestra nación en el 2024.
Es cierto que no somos una nación perfecta, eso está a la vista, pero sin duda alguna, somos una mejor sociedad que aquella que idealiza el Presidente López Obrador y su partido. Es por eso debemos proceder para evitar la continuidad de aquellos a quienes les conviene el caos y la sumisión del pueblo para continuar en el poder.
Algunos puntos para frenarlos:
- La mejor forma de evitar los populismos y los odios engendrados por liderazgos es informarnos. Lopez Obrador busca una sociedad desinformada para vendernos todos los días sus mentiras como verdades.
- Cabalgamos “en hombros de gigantes”. Somos el resultado de una generación que logró vencer «dictaduras perfectas» y construir un país moderno y democrata. Sin embargo, una gran parte de la sociedad se dejó seducir en los últimos años por el canto del populismo, ese que destruye todo. No existe otra manera más eficiente para construir una nueva nación exitosa, que acabar con el comunismo y el socialismo latinoamericano que tanto daño le ha hecho a todas las naciones que lo han sufrido.
- Llegó la hora de cambiar la estrategia del gobierno actual y predicar con una nueva corriente de pensamiento que no busque polarizar, sino unir a todos los mexicanos por un bien común: evitar el avance del comunismo y el socialismo amanerado de Morena en México.
- Fomentar el criterio. Pensar, evaluar, reenviar todas las noticias y discursos de odio del Presidente y de sus colaboradores, para que el pueblo que lo apoya abra los ojos. Estamos hechos para pensar, para reflexionar, para preguntarnos más cosas que aquellas que nos quieren vender desde la presidencia; no seamos parte de la cadena de ignorancia que piensa que el Presidente AMLO es una buena persona y que su partido Morena es el mejor camino para nuestra nación.
Entremos de lleno al juego del ajedrez político que nos ve como una ficha más que hay que eliminar para continuar con la profunda e ignominiosa tarea de AMLO de destruir todo lo construido en el pasado.
Es momento de abrirles los ojos a todos nuestros amigos, hermanos, hijos y vecinos que aún creen en Lopez Obrador por el bien de nuestra nación y defendamos nuestra democracia por las vías que sean necesarias, porque desde hace tres años estamos en guerra contra el populismo y el comunismo.
Recuperemos y salvemos a México por un mejor futuro para nuestros hijos.
Por Luis Cuesta.
Twitter @LuisCuesta_