Un final desaseado, sin éxito y gris será el recuerdo que nos quedará de la parte final de la administración de Héctor Astudillo en Guerrero.
El gobernador de la paz y el orden está en las últimas, hoy ya solo nos queda la imagen de un hombre sumiso y arrodillado con Morena (vía los Salgado), que tiene su mente ocupada en seguir los pasos de Quirino Ordaz para unirse al equipo de López Obrador y ocupar un cargo diplomático en el extranjero, una vez que termine su mandato.
El gobernador, a quien en el PRI acusan de haberlos traicionado para que Félix y su hija ganarán la gubernatura en las pasadas elecciones, ya solo está esperando que termine su periodo para poder irse con AMLO y de esta manera poder disfrutar de su cuantiosa fortuna en el extranjero.
Al tiempo.