Por Carlos Velázquez.

La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), cuyo titular es Marcelo Ebrard, publicó en mayo un informe de las actividades de esta dependencia para coadyuvar a la recuperación de la actividad turística y de la conectividad, debido a la crisis por covid-19.

En dicho informe está la argumentación de por qué México tomó la decisión de mantener sus fronteras abiertas, cuando muchos países hicieron lo contrario, tratando de contener los contagios de un virus que sigue golpeando duramente al mundo, tanto en términos sanitarios como económicos.

El documento incluye algunas afirmaciones que no son ciertas y también reseña una serie de acciones cuyo impacto positivo es, cuando mucho, marginal.

Si contrastamos el informe con una Secretaría de Turismo sin presupuesto ni capacidad de influir de forma relevante en este sector respecto a la forma en que la Cancillería lo hace, aunque en todo momento señala que es un trabajo conjunto, vale la pena preguntarse si no hay un escenario viable en el que la propia Secretaría de Relaciones Exteriores termine absorbiendo la totalidad de las funciones de Turismo.

La última ocasión en que un presidente trató de cerrar la Sectur, durante el sexenio de Felipe Calderón, el proyecto era que la Secretaría de Turismo pasara a ser una subsecretaría de la Secretaría de Economía, siguiendo el ejemplo estadunidense donde turismo es un departamento del Ministerio de Economía.

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Hoy sería más lógico que Relaciones Exteriores se hiciera cargo de dicha tarea.

Sin duda es intereresante la argumentación que hizo la SRE sobre por qué no se cerraron las fronteras, lo que a la postre fue determinante para que en el fatídico 2020 México se haya convertido, circunstancialmente, en el tercer país más visitado del mundo.

“La actividad turística constituye un sector estratégico”, señala el documento, “una de las principales fuentes de captación de divisas; un motor de la economía y la piedra angular para el bienestar de las personas, sus familias y sus comunidades.

“Por ello, y reconociendo las consecuencias para la industria, que está compuesta en un alto porcentaje por micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), nuestro país no restringió su espacio aéreo, propiciando la conectividad y buscando consolidarse como un destino bioseguro y responsable”.

La Secretaría de Relaciones Exteriores señala que ha buscado “asegurar el abasto de vacunas para toda la población, reconociendo la importancia de inocular a las personas dedicadas a la actividad turística en los principales destinos, comenzando por Quintana Roo, Baja California Sur, Jalisco y Nayarit, así como a quienes residen en la zona fronteriza con Estados Unidos; a fin de acelerar la reapertura y restablecer la esencial conectividad”.

Este último comentario no se sostiene, debido al rezago que tienen estados como Quintana Roo y Baja California Sur respecto al promedio nacional, ambos en semáforo anaranjado.

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En cuanto a la larga lista de webinars, cursos de capacitación y eventos en los que la Secretaría de Relaciones Exteriores ha participado, no son una alternativa a lo que realmente necesitan destinos y empresas, que son campañas, al menos digitales, con presupuesto y un trabajo estratégico con los profesionales de la industria de los principales destinos emisores hacia México.

Publicado en El Excélsior.