Veamos lo que ha ocurrido en Guerrero. El presidente López Obrador ha denunciado una campaña en contra de la candidatura de Félix Salgado Macedonio, cuando es evidente que se trata de una crisis provocada por decisiones internas: por una parte, la lucha por la candidatura que lanzó en contra de Salgado, otro aspirante, Pablo Amílcar Salazar, superdelegado en el estado, hermano de Irma Eréndira, la secretaría de la función pública, cuñado de John Ackerman, el feliz beneficiario de becas del Conacyt. Por otra parte, y eso es lo más importante, porque un movimiento de mujeres (feministas y no) pusieron contra la pared la candidatura con denuncias reales.
Si a eso le sumamos el desprecio con el que el propio Presidente abordó el tema de las mujeres (“yo no sabía que era eso de romper el pacto patriarcal, me lo explicó Beatriz, yo rompí el Pacto por México”) tenemos una tormenta perfecta que, al final, tampoco le costó tanto al Presidente y a su gobierno como le hubiera costado a cualquiera de sus antecesores.
Es más, si se opera bien, tendrán en Guerrero una salida bastante más aceptable de las que estaban manejando que, según ha trascendido, podría ser Luis Walton, un hombre con experiencia política, sensato, con buena relación con la gente, con los empresarios del estado, que ya fue presidente municipal de Acapulco y que se ha mantenido lejos de todo ese estercolero en el que se convirtió el proceso de selección de candidaturas en Guerrero.
Publicado en El Excélsior.