Por Xavier Ginebra Serrabou.

Tomando en cuenta las peticiones del fenómeno de las mexicanas ejecutadas, violadas y el aumento y enjundia con la que se van llevando a cabo los feminicidios, es —de los grupos opositores a AMLO por llamarlo de alguna manera— el que está resultando más contundente y ensordecedor. Hablan por sí solas las fotos de ejecutadas viralizadas en Internet, las manifestaciones, a veces hasta violentas, de las mujeres mostrando su hastío y la llamada a Un Día Sin Nosotras.

AMLO y Sheinbaum —que debería apoyar en serio a las mujeres— no han hecho más que actuar con señales de “interés”, simplificando el caso al decir que el feminicidio es causa del neoliberalismo, hasta el grado de que en una de sus mañaneras se quejó de que hablar de los feminicidios le impedía hablar de su “caprichuda” rifa.

Sólo que aquí AMLO enfrenta un enemigo mayor. El feminismo —al margen de sus tendencias radicales— es uno de los pocos temas en que alcanzan diría casi 99% de aprobación. Si AMLO sigue “fingiendo”, como hasta ahora, el movimiento aumentará de intensidad y no será bueno ni para las mujeres, para los hombres ni para México. En 1999, el filósofo Karol Wojtyla escribía: “Ciertamente, es la hora de mirar, con la valentía de la memoria y reconociendo sinceramente las responsabilidades, aquí incluyo a los hombres casados o que tienen pareja, la larga historia de la humanidad, a la que las mujeres han contribuido no menos que los hombres— y en México esto se multiplica por 10, añadimos, por la sociedad machista en que vivimos y la violencia que sufren al menos siete de cada 10 mujeres que viven en México— y la mayor parte de las veces en condiciones más adversas. Pienso en particular en las mujeres que han amado la cultura y el arte, y se han dedicado a ello partiendo con desventaja y excluidas a menudo de una educación igual, expuestas a la infravaloración, al desconocimiento e incluso al despojo de su aportación intelectual —a la que nosotros añadimos despojo de su integridad física. Frente a esta tradición femenina, la humanidad tiene una deuda incalculable ¡Cuántas mujeres han sido y lo son todavía, más tenidas en cuenta por su aspecto físico (…) que por su competencia, profesionalidad, capacidad intelectual, riqueza de su insensibilidad y por la dignidad misma de su ser”.

Con muchas de sus medidas, como la desaparición de las guarderías so pretexto de corrupción, y al obligarlas a ausentarse del hogar fuera de su casa, sin desearlo —y forzado por la economía capitalista—, se crea el vacío que han ocupado las telenovelas semipornográficas de Televisa, el hogar queda huérfano y la pareja se debilita (Mercedes Eguívar). El México actual ha crecido exponencialmente en violencia por no darle la primacía a las mujeres. AMLO debe establecer y ejecutar —porque le sobra labia y le falta capacidad de ejecución— una política pública de apoyo a las mujeres, también a las que se quedan en el hogar, para darle la vuelta a esta situación. Y ¡hoy! Una política integral que en su momento habría que discutir.

Si no, todos perderemos: México, los hombres, las mujeres, las niñas y niños, la aportación de la mujer al mundo de la empresa… Pero el que más perdería sería López Obrador porque este lamento ha alcanzado el tamaño de un torbellino y no se resuelve con una “falsa alusión” en una mañanera; además de que no sería nada lejano una escisión en Morena.