Desde que creció en un rancho de Guerrero, Paulina estaba acostumbrada a caminar por la noche sin luz. Pero hace más de dos décadas que tiene miedo de la oscuridad y de quedarse sola. A los 17 años, asegura, fue violada por el actual precandidato a gobernador de Guerrero por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Félix Salgado Macedonio. El exsenador del partido del presidente Andrés Manuel López Obrador se enfrenta a varias acusaciones de abuso sexual que manchan su aspiración a participar en los comicios de junio. El nombramiento, que debe confirmarse en los próximos días, ha ocasionado duras críticas de más de un centenar de mujeres militantes de su formación, quienes piden retirarle la candidatura por estas imputaciones, entre ellas una violación cometida en 1998. Estas son las historias de las víctimas.

De acuerdo con el testimonio de Paulina —que pidió mantener el anonimato por miedo a represalias—, la presunta agresión se produjo en 1998 durante una visita a Acapulco en la que su pareja iba a reunirse con Salgado Macedonio por cuestiones políticas. El viaje era la excusa perfecta para disfrutar también de la playa junto con su novio, así que se puso el top y la falda verde que más le gustaban. Al llegar a Acapulco, cuenta Paulina, perdió de vista a su pareja, se quedó sola en una ciudad desconocida y, al no saber qué hacer, le pidió a un taxista que la llevara a casa de aquel político. “Pensé que al estar en esa casa estaba salvada porque mi pareja venía a reunirse con él”, dice. Recuerda que un escolta armado le abrió la puerta y adentro estaba Félix Salgado. Su pareja no se encontraba allí. Entonces le preguntó si le “podía prestar 100 pesos para el pasaje de regreso”. “Me respondió que esperara en la sala que iba a ayudarme”, recuerda.

Minutos después, de acuerdo con su relato, el político cambió de actitud y se abalanzó sobre ella. “Félix Salgado Macedonio salió como si fuera otra persona. Se vino hacia mí sin decirme nada. Me quitó el top con fuerza, me puso la mano sobre el cuello, me violó y con los pantalones abajo y todo sudoroso buscó su cartera, sacó 100 pesos y me los aventó en la cara como si fuera basura”, dice Paulina con lágrimas en los ojos.


Su denuncia, presentada ante la Fiscalía General de la República (FGR) a finales de 2020, se suma a otra denuncia por violación realizada en 2017 por una trabajadora del periódico La Jornada de Guerrero, cuando Salgado Macedonio era director del medio. En el expediente, la mujer asegura que en mayo de 2016 fue drogada y violada por el político cuando estaba en su casa. También afirma que su entonces jefe la chantajeó con enviarle a su esposo fotos íntimas que le había tomado y que los abusos continuaron y se volvieron más violentos: “Comenzó a golpearme y me violó en repetidas ocasiones”, relata en la denuncia que realizó ante la Fiscalía de Guerrero.

En los últimos días se ha conocido que existe una tercera denuncia contra el candidato, en este caso ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Guerrero, cuando Salgado Macedonio era alcalde de Acapulco, cargo que desempeñó entre 2006 y 2008. La entonces coordinadora de Servicios Públicos del Ayuntamiento de Acapulco, Angelina Mercado Carbajal, le denunció en 2007 por acoso sexual, abuso de autoridad, intimidación y falsa acusación, según recogió el periódico Milenio.

La precandidatura del hombre fuerte de Morena para gobernar Guerrero se ha visto manchada por las acusaciones de abuso sexual hasta el punto de desatar una tormenta política dentro del partido de Andrés Manuel López Obrador. A mediados de enero, más de 100 legisladoras de la agrupación escribieron una carta al presidente del partido, Mario Delgado, para que retirara a Salgado Macedonio de la carrera electoral. “Quien sea candidato de Morena tiene que tener las condiciones mínimas en lo ético, en lo moral y un modo honesto de vivir: Si no hay paz de género, no puede haber paz social”, dijo a este medio la diputada de Morena Wendy Briceño, presidenta de la Comisión de Igualdad en la Cámara de Diputados y una de las firmantes de la carta.


A finales de 2020, cuando las primeras denuncias contra él empezaron a salir a la luz, Salgado Macedonio dijo que no iba a retirar su candidatura, de acuerdo con declaraciones a El Sol de Chilpancingo. “Si hay una denuncia en mi contra, que se investigue”. A principios de enero, la Comisión de Honestidad y Justicia de Morena abrió una investigación interna y este viernes se cumple la fecha límite para que el candidato comparezca. La comisión deberá evaluar si mantiene su candidatura o si hace falta elegir a otra persona para representar al partido en las elecciones de junio de 2021, una decisión que deberá tomar los próximos días. Este diario se puso en contacto con el equipo de Félix Salgado para conocer su versión, pero no obtuvo respuesta de su parte hasta la publicación de este artículo

Brenda, una militante de Morena que dio su testimonio bajo condición de anonimato, aseguró a EL PAÍS que durante la campaña de Salgado Macedonio a senador por Guerrero en 2018, el político abusó de ella. “Estaba muy alcoholizado, me tomó de la cabeza, me agarró mis cabellos, apretó un poco y empezó a meter la lengua en mi boca. Yo le dije: señor, no es correcto, esto no está bien y no le he hecho nada para que me falte al respeto. Me dijo: ‘no pasa nada, no seas sangrona [soberbia]”, señala la militante. A mediados de enero, la escritora Marxitania Ortega relató un hecho similar a través de sus redes sociales: “Estaba ebrio y cuando se acercó a mí lo hizo de la peor manera, lasciva, con un abrazo impropio, por decir lo menos. ¿Saben ustedes qué se siente en momentos así? Mucho asco (…) Se experimenta mucha rabia de que alguien se sienta con derecho de tocar el cuerpo de una de esa manera”.

Mucho antes de presentar su denuncia ante la FGR, dice Paulina, ella intentó hacerlo en el Ministerio Público de su pueblo, pero asegura que no quisieron recibir su testimonio. “¿A ese señor quieres denunciar? No”, cuenta que le respondieron las autoridades. “Ese señor es muy importante, tiene mucho poder. Mejor vete a casa con tu familia”, le dijeron. Más de dos décadas después, cuando vio que salía a la luz la denuncia realizada por la extrabajadora de La Jornada de Guerrero, Paulina decidió volver a la Fiscalía. “Es verdad que no denuncié en el momento, pero ¿no se preguntan por qué? No podía. Habiendo tanta muerte de mujeres dije: a lo mejor me pasa lo mismo. Ahora lo hago porque no quiero que a mis hijas las toquen”, explica.

Expertas en delitos sexuales señalan que la educación sobre la importancia de denunciar ha cambiado mucho en los últimos 20 años, pero existe una noción cultural arraigada que impele a las víctimas a guardar silencio para resguardar su vida. La denuncia por violación presentada por Paulina fue desestimada por la Fiscalía de Guerrero —que recibió el caso de la FGR— porque en México los delitos por violación prescriben a los 14 años a nivel federal.

El pasado diciembre, el Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó una iniciativa con el fin de prevenir y erradicar la violencia política contra las mujeres y evitar que algún contendiente tenga causas abiertas por violación, abuso, acoso o falta en el pago de la pensión alimenticia de sus hijos. Todos los partidos aprobaron dicha declaración y se comprometieron a cumplir con ella. “¿Cuántas mujeres tienen que ser violadas en este caso? ¿Una no vale?”, dice Brenda con enfado. La Fiscalía de Guerrero no se ha pronunciado aún sobre la denuncia por violación de 2016. En diálogo con la periodista Carmen Aristegui, el exfiscal de ese Estado, Xavier Olea, dijo que el caso nunca llegó ante el juez porque el actual gobernador, Héctor Astudillo – del PRI–, le pidió en 2018 que no solicitara una orden de aprehensión contra Salgado Macedonio.

Pese a que el presidente Andrés Manuel López Obrador calificó las acusaciones contra Salgado Macedonio como “partidistas y de temporada” electoral, Paulina dice que tiene confianza en la actual Administración. “Este Gobierno ha dicho que va a proteger a las mujeres. He visto cómo ha cambiado todo, cómo ayudan más a las personas”, dice con confianza. “Si este señor llega a ser gobernador va a tener el poder de mandar que me saquen de mi casa y no quiero ser una desaparecida más de las que nadie supo qué pasó con ellas”, señala.

Ahora, mientras da su testimonio a EL PAÍS, va vestida de verde como aquel día de 1998. Mira por la ventana y ve el mar. Toma aire y vuelve a hablar. “¿El mal que le hacen a una persona dónde queda? Así pasen cien años, mientras tenga uso de razón, me voy a acordar (…) No quiero que ninguna mujer se vuelva a quedar callada”.

Publicado en El Pais