El Alcalde de Taxco y el Gobernador Héctor Astudillo Flores supervisando los daños que dejó el sismo en el Municipio de Taxco.

Dos fuertes terremotos, con doce días de diferencia, sacudieron a México este mes, causando el colapso de edificios y llevaron a millones de personas aterradas a las calles. Entre ambos temblores causaron la muerte de cientos de personas que no pudieron escapar de la destrucción.El primero pego antes de la medianoche del 7 de septiembre, un terremoto de magnitud 8,1 —el más fuerte en casi un siglo— que sacudió al sur del país en los estados de Chiapas y Guerrero.

Por El Marqués de Puerto Marqués – Tiempos de Guerrero.

El pasado martes, cuando aún continuaban las labores de restablecimiento y limpieza en Oaxaca y Chiapas, otro terremoto, de magnitud 7,1, con epicentro en el estado de Morelos —a poco más de 100 kilómetros de Ciudad de México—, golpeó el centro del país y sacudió de manera sostenida la capital del país. Este sismo ocurrió precisamente en el 32 aniversario del terremoto de 1985, que causó la muerte de más de 10.000 personas en México.

¿Que hemos aprendido en 32 años?

Sin duda hemos aprendido mucho y lo hemos visto en las calles con la acciones que nos ha demostrado la sociedad civil, pero todavía hay mucho, pero mucho que hacer ya que debido a las características de la actividad sísmica de nuestro estado y de que no es posible predecir los sismos, ni su magnitud, es vital estar prevenidos.

Nuestro planeta tierra está siempre en constante movimiento, derivado de esta actividad se generan los sismos, la mayoría imperceptibles para el ser humano, tan solo en el Estado de Guerrero se concentra el 25% de las actividades sísmicas del país y de acuerdo a un inventario estatal de sismos cada 10 o 15 años se registran movimientos cuya magnitud es mayor a 7 grados.

Ante los recientes terremotos ocurridos con epicentros en Chiapas (8.2) y Morelos (7.1), han circulado muchas versiones dolosas, principalmente en redes sociales, que alertan sobre posibles nuevos terremotos asociados a manchas solares, lo cual ya fue desmentido por expertos, quienes dejaron en claro que, no se puede predecir, dónde, cuándo y de qué magnitud pueden ocurrir los sismos.

Pero lo que sí se puede prevenir y que debe de ser tomado en cuenta por el gobierno de Hector Astudillo, es que vivimos en una región altamente sísmica, en donde han ocurrido eventos asociados a la interacción de las placas tectónicas y que van a seguir ocurriendo porque no se puede detener la energía que circula entre las placas, ante esto es para lo que hay que estar preparados.

Nos hemos dado cuenta después de los dos grandes sismos que ocurrieron en Guerrero que se nos había olvidado el riesgo sísmico, el cual solo surge cuando se sufren consecuencias graves y lecciones muy duras, como la pérdida de vidas.

Antes estos embates de la naturaleza hoy más que nunca se tiene que invertir urgentemente en prevención y alertas sísmicas, porque aunque fue poco común que dos terremotos fuertes sucedan tan cerca uno de otro en un periodo relativamente corto, los científicos dicen que los sismos de esta magnitud pueden alterar tensiones cercanas y provocar nuevos movimientos en un futuro no muy lejano.

Por nuestra parte nosotros como sociedad civil necesitamos fomentar una cultura de prevención, ya que las autoridades locales no invierten en este rubro y exigir a las autoridades que la implementen cuanto a antes, porqué cuando viene el trancazo, entonces sí volteamos a ver a Protección Civil, Bomberos y a todos. 

Para estas acciones hay que aumentar el presupuesto que recibe la Dirección estatal de Protección Civil, ya que actualmente los esfuerzos de esta dependencia son insuficientes para atender las emergencias. 

Requerimos en Guerrero un presupuesto serio, que ayude con ello a salvar la vida de las personas, sus bienes y el entorno ecológico, por eso la Dirección de Protección Civil necesita aumentar sus recursos para atender las necesidades de la región, ya que necesitan equipamiento, alertas sísmicas y redes de monitoreo de riesgos previsibles, también necesitamos un centro de operaciones, y un edificio que nos ayude a aplicar la gestión integral del riesgo de desastres; es decir un edificio sismorresistente en un lugar completamente seguro. 

Es momento de aplicar cambios en el tema de la normatividad y para esto necesitamos modernizar el Reglamento de la Ley de Edificaciones de cada uno de los municipios del estado, para elaborar nuevas pautas que se ajusten a las necesidades actuales de cada ciudad, ya que las legislaciones –la mayoría elaboradas desde hace más de una década- se han vuelto obsoletas sobretodo en aquellos lugares que están en zona sísmica.

Es de verdad una pena que tenga que ocurrir un evento trágico, para que el ser humano entienda que podemos aplicar acciones antes de que ocurran las emergencias. 

Una medida para obtener más recursos de la federación es que los gobiernos municipales armen o actualicen sus «Atlas de riesgo», y que estos se formen y se actualicen con base en un documento estatal, el cual incluirá datos de las zonas vulnerables a catástrofes naturales o provocadas por el ser humano en cada municipio, y que permitirá planear la forma cómo se dan los asentamientos humanos y determinar qué áreas ponen en riesgo la seguridad de las personas. 

Esta también será una herramienta útil para los municipios y para la población, ya que estaría disponible en internet e informaría acerca de los peligros que nos amenazan: como terremotos, lluvias torrenciales o instalaciones químicas, ese es el peligro, ahí está, pero qué tan bien estamos preparados para enfrentarlos o no, eso se llama vulnerabilidad. 

Un atlas estatal de riesgos actualizado nos podría decir ‘estas son las zonas en los que los terremotos pueden impactar más seriamente…en estos lugares puede haber más inundaciones por lluvias etc….’. 

Pero aún teniendo esta documentación no sera suficiente. 

Por eso es necesario que la autoridad aumente la supervisión y voluntad sobre el tema, y que los responsables en la materia se comprometan a respetar la normatividad.

Nosotros como ciudadanos por lo pronto podemos hacer una serie de grandes cosas, empezando con la familia y tener un plan familiar, vigilar los programas internos de Protección Civil en nuestros trabajos, y ser verdaderamente celosos en las escuelas de nuestros hijos para que estas contengan todas las medidas de seguridad, así como en las guarderías. 

Depende mucho de nosotros como sociedad que lo exijamos para que el gobierno nos responda. Si la sociedad no lo exige con fuerza a veces por mucho que queramos algo, no se logran las cosas.

Hermanos guerrerenses no déjemos las cosas para mañana, ni seamos conformistas, nuestras vidas y las de nuestras familias lo valen o ¿no?

Hay que actuar hoy, no mañana.

¡Abur! 

Twitter @TiempoGro