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Por El Marqués de Puerto Marqués.

El empresario mexicano Ricardo Salinas Pliego acudió en días pasados a la celebración en Madrid del cumpleaños 80 del escritor Mario Vargas Llosa en calidad de mecenas de la Fundación Internacional para la Libertad, misma que preside el escritor.

Ahí en Madrid ante 400 invitados -entre los que se encontraban algunos ex presidentes- Ricardo Salinas Pliego dio un discurso que intento reivindicar la imagen del empresario, al referirse a los de su clase como «héroes discretos» y pretender dar una imagen diferente de aquella con la que especialmente se le cataloga a este empresario en su propio país de: «Especulador», «rentista», «explotador», «acaparador» y «saca dolares».

Desde Madrid el dueño de empresas que la mayoría de los mexicanos catalogan como «explotadoras» y «ventajistas» como es el caso de Elektra, Salinas Pliego intento venderse como un «heroe de la sociedad contemporánea» y aseguró que es una mala idea acabar con la desigualdad -palabras de un hombre que se hizo inmensamente rico aprovechándose de la pobreza y la desigualdad económica que existe en la sociedad mexicana- porque la desigualdad en palabras de Salinas Pliego es la «condición natural de todos».

Por esa razón antes de intentar acabar con la desigualdad, habría que promover la «cultura del esfuerzo» por medio de una educación de excelencia aseguró el empresario.

¿La cultura del esfuerzo?

Suena bien, pero trate usted de explicarle todas esas bondades a un empleado de Elektra o de Banco Azteca de una tienda en Guerrero, que por lo regular son explotados con un sueldo miserable en jornadas de más de 12 horas.

Salinas Pliego también pidió que no se le relacionara con la imagen del empresario «saca dólares» pero tan solo unos días después de su utópico discurso se destapó el escándalo de «Panamá Papers», en donde se exhibió que Salinas Pliego durante años movilizó grandes sumas de dinero en los llamados paraísos fiscales.

En la investigación dada a conocer por el diario alemán Süddeutsche Zeitung con sede en Munich, se informa que nuestro «heroe discreto» Ricardo Salinas Pliego, usó dos empresas offshore, una para comprar obras de arte en las Islas Vírgenes Británicas y otra más para controlar la propiedad de un barco con bandera de las Islas Caimán, ambos países son considerados “paraísos fiscales”.

Algunos de los recibos de las obras de arte que adquirió Salinas Pliego, eran dirigidos al jefe de la oficina del propio dueño de la televisora del Ajusco, Jorge Nikaido, a una dirección en las Islas Vírgenes Británicas, un país que no intercambia información contra la evasión fiscal con el gobierno mexicano, según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

En el papel y frente a las autoridades, el empresario nunca apareció como dueño de las empresas registradas, pero el beneficiario de las transacciones de esas compañías es “Ricardo Benjamín Salinas Pliego”.

El pasaporte y declaración del origen de la riqueza de Salinas Pliego son mencionadas en los correos electrónicos que intercambiaron los despachos de abogados que planearon estas estructuras financieras para él, en el año 2014.

Y mientras el escándalo de «Panama Papers» sacude al mundo, en Madrid algunos famosos y poderosos todavía recuerdan el bipolar discurso de Salinas Pliego que tenía joyas como aquella de: «El empresario en lugar de vivir con lujo, debe invertir en proyectos que creen un valor social».

¿Ese valor social radica también en invertir en obras de arte y no pagar impuestos?

No hay duda que en esta ocasión el cazador fue cazado por su propia lengua.

Porque Salinas Pliego lejos de ser un héroe para los mexicanos, representa lo más oscuro de una clase empresarial mexicana que lejos de fomentar «mayores oportunidades» como planteaba en España, se ha dedicado a crear una mayor desigualdad, polarización y pobreza en la sociedad por medio de todas sus empresas.

Twitter @TiempoGro